martes, 1 de junio de 2010

Diego Sánchez vive el segundo capítulo en su vida y en el básquet, después de “resignar mucho por esa maldita enfermedad”

Frontal, exaltado, histriónico y verborrágico. Y también ganador, luchador incansable, perfeccionista, sensible, de buen corazón y un enorme jugador de básquetbol. Todo eso es Diego Sánchez, que el jueves regresó a la competencia con la camiseta de Sarmiento en el campeonato local. Podría hoy ser un jugador de Liga A, como él mismo reconoce, pero también afirma que resignó “muchas cosas por esta maldita enfermedad que me costó no haber progresado en el básquet”.
Lo importante es que haya recuperado muchas cosas, desde las ganas de jugar “hasta las ganas de vivir, que es lo más importante”.
Hay que saber hablar con Diego Sánchez. Su fuerte personalidad y la adrenalina que carga después de un partido son una cortina que no dejan ver el ser humano que lucha detrás, buscando un espacio, pidiendo apenas un poco de atención y calidez.
¿Cómo llegaste a Sarmiento?
“Me abrió las puertas un amigo de toda la vida, porque antes de ser mi entrenador es un amigo que siempre me bancó y fue el técnico de la selección, que me llevó enfermo en el 99, cuando estaba internado y me esperó... Hace dos meses tuve la posibilidad de hablar con él y explicarle que quería volver, jugar y tratar de asimilar esos problemas personales que tuve. Creo que me entendió, me vio cambiado y me dio esta oportunidad de la cual estoy eternamente agradecido”.
De tus problemas personales, ¿querés hablar?.
“No... creo que todo el mundo lo sabe... es algo muy feo que no se lo deseo a nadie. Lo que sufrí no tiene precio. Hoy estoy en una cancha de básquet gracias a toda la gente, porque nadie me abandonó; todos me acompañaron”
¿Eso te costó no poder encontrar un club?
“Me costó no estar jugando en Liga A en este momento, me costó no haber progresado en el básquetbol; después de haber salido goleador de la Liga A en mi primer año en esa categoría... creo que resigné muchísimas cosas por esta maldita enfermedad...; pero bueno, creo que nunca es tarde teniendo los padres que tengo... gracias a ellos y a mi novia con sus tres hijos pude volver a tocar el cielo con las manos y volví a nacer, porque realmente estuve muy mal”.
Diego podía seguir hablando, pero lo detuvimos. Sus ojos denotaban claramente esa mezcla de sentimientos de quien lo tuvo todo y lo perdió por la tentación de un mundo mágico que nos hace creer que el último subsuelo parece el cielo. Hoy que Sánchez regresa de a dos y tres escalones como es su estilo, vale la pena hablar de su valor, porque siendo un ganador asume el desafío de remarla desde abajo en Sarmiento.
“Creo que para empezar uno debe hacerlo desde abajo. Pero regresando al básquet en un club como Sarmiento creo que no es de abajo. Es una institución con mucha proyección donde me trataron desde el primer día como si hace diez años estuviera acá. Voy a hacer todo y aún más para el equipo llegue lo más lejos posible. Al Oficial lo tomamos como una pretemporada porque el equipo y el cuerpo técnico apuntamos a pisar fuerte en el Provincial”
Aún no está cerrada la lista del preseleccionado de Chaco para jugar el Argentino de La Pampa. Si convocan a jugadores de experiencia, ¿por qué no Diego Sánchez?

“No sé, me encantaría”, responde mientras se le ilumina la cara. “Hoy por hoy mi cabeza no está para la selección, sino para empezar de abajo, me falta roce... pero no te puedo negar (y se ríe mientras confiesa) me encantaría estar entre los doce. Siempre que pude defendí mi camiseta, si más adelante se da sería un agradecido, y si no voy a alentar a mis compañeros para que hagan un gran campeonato”.
De todas maneras empezaste bien en tu primer partido oficial. En el primer cuarto metiste tres triples.
“Sí, empecé bien, después se me cerró el aro y Don Bosco apretó las marcas. Desde hace un año que no juego por la rotura de ligamentos cruzados y meniscos. El 21 de mayo cuando jugamos un amistoso con Hindú fue mi primer partido y ante Don Bosco fue el segundo. Me falta físicamente, pero a los 34 años y a punto de cumplir 35, siento con fuerza las ganas de ganar, las ganas de salir campeón, la ganas de todo están intactas. Recuperé las ganas de vivir que es lo más importante”.
Carlos Allou.

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